La creciente escasez de agua amenaza la supervivencia de la humanidad, advierte Oxfam Novib en un nuevo estudio. De este modo se da rienda suelta a las enfermedades, el hambre y los flujos migratorios. Los países menos responsables suelen ser los más afectados.
Según Oxfam Novib, la escasez se debe principalmente al cambio climático. Esto se ve agravado por las inversiones inadecuadas en sistemas hídricos, la mala gestión del agua, la contaminación y la extracción de aguas subterráneas. En las últimas décadas, la situación en algunas partes de África, Oriente Medio y Asia se ha deteriorado marcadamente.
Por ejemplo, el 20 por ciento de los pozos que Oxfam Novib ha construido en todo el mundo se han quedado vacíos recientemente debido a la persistente sequía, o el agua presente se ha vuelto no potable. Como resultado, tenemos que perforar cada vez más profundamente para llegar al agua.
El informe Dilemas del agua También advierte de las consecuencias de la escasez de agua. La falta de agua (limpia) provoca, entre otras cosas, pérdidas de cosechas y hambre, enfermedades y un aumento de la migración.
Hambruna entre 32 millones de personas
Los autores describen situaciones en el Cuerno de África, donde cinco temporadas de sequía provocaron hambrunas entre 32 millones de personas. En las zonas de conflicto, ese efecto sólo se amplifica. En marzo, más de 40.000 personas murieron sólo en Somalia como resultado de la persistente sequía.
Además, debido al calentamiento global, las sequías prolongadas se alternan con condiciones climáticas extremas e inundaciones. Por ello, enfermedades como el dengue, el cólera y la malaria se están propagando más rápidamente.
Conduce a que personas y naciones sean expulsadas más rápidamente de su lugar de residencia, donde resulta prácticamente inhabitable. Según cálculos del Banco Mundial, 216 millones de personas serán desplazadas dentro de sus propias fronteras en 2050.
Las cargas no están distribuidas equitativamente
Los países ricos son el mayor impulsor del cambio climático debido a sus altas emisiones. Sin embargo, los países pobres suelen soportar la carga porque no siempre tienen los recursos para limitar las consecuencias.
“Sobre todo los países y comunidades que menos contribuyen a la contaminación son los más afectados”, afirma Pepijn Gerrits, director de programas de Oxfam Novib. La escasez de agua debido al cambio climático, por ejemplo, exacerba la pobreza, los conflictos y la desigualdad de género. Los efectos pesan más sobre los hombros de las mujeres y las niñas.
La investigación muestra que los países ricos están menos dispuestos a contribuir al suministro de agua en los países vulnerables. Según las Naciones Unidas, para ello se necesitarían 4.000 millones de dólares (unos 3.700 millones de euros). De esa cantidad, en 2022 un tercio traído.
Sin embargo, este rumbo todavía se puede cambiar, afirma Oxfam Novib. Esto requiere inversiones mundiales en suministro de agua y una reducción drástica de las nocivas emisiones de gases de efecto invernadero. Gerrits: “Tenemos que actuar rápido”.