Recién salido del fracaso con Milán, el belga debe descubrir Bérgamo pero ya ha conquistado a la Diosa. Y para él existe un plan preciso, táctico y de confianza.
Charles De Ketelaere aún no ha puesto un pie en Bérgamo, pero ya se hizo cargo del Atalanta. Después de más de mil minutos en los rossoneri sin una nota aguda, al (falso) rubio indolente le bastó una buena media hora en los nerazzurri para encontrar destellos, una sonrisa y ese gol que le faltaba desde el 1 de abril de 2022, cuando estaba todavía en Brujas. Con sólo cuatro entrenamientos a las órdenes de Gasp, el belga se desplazaba entre Milán -todavía tiene una casa en la zona de Porta Nuova-, Zingonia y el retiro de Reggio Emilia, donde dormía en una sola habitación.