Tras el partido del gran partido ante el Newcastle, el técnico del City luce una camiseta con la famosa corrida del técnico fallecido: “Le mando un fuerte abrazo a toda su familia”
– Mánchester
Fue una fiesta en el Etihad Stadium. Sin embargo, en la voz de Pep Guardiola hay una vena de tristeza. El City venció 1-0 al Newcastle, celebró los trofeos del triplete en el primer partido en casa de la temporada, además de la Supercopa de Europa conquistada en los penaltis ante el Sevilla este miércoles. Pep se permite una vuelta de honor en el estadio con sus jugadores, pero siempre hay algo que le entristece. El motivo lo demuestra cuando se encuentra con los periodistas después del partido: no lleva el traje negro que tenía en el banquillo, sino una camiseta blanca con un amigo dibujado: Carlo Mazzone. Un amigo que perdió hoy.
luto
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“Es un día muy triste para mí y mi familia -explica Pep en la sala de prensa del Etihad Stadium, luciendo orgulloso la camiseta blanca-. Mister Mazzone (lo dice en perfecto italiano, aunque habla inglés, ed) fue el mi entrenador en Brescia y lamentablemente hoy falleció. Le mando un fuerte abrazo a toda su familia, su esposa y sus hijos y nietos”. Entonces Pep abre el libro de los recuerdos, para un entrenador al que, desde aquellos años juntos en el Brescia, ha permanecido muy unido. “Cuando llegué a Italia fue un momento duro para mí. Y él fue como un padre -dice, animándose-. El fútbol italiano ha perdido a una leyenda, una persona que ha dejado un gran impacto en todas las personas con las que está. estado en contacto: no hablo solo de los jugadores que ha tenido o de los presidentes, sino de todo el mundo del fútbol. Le mando un fuerte abrazo a toda su familia”.
Camiseta
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La camiseta blanca con Mazzone sobre Pep la luce con orgullo, tanto en las entrevistas televisivas inmediatamente después del partido como en las de sala de prensa. El técnico fallecido hoy a los 86 años está retratado en una de sus imágenes más icónicas, cuando con el traje del Brescia corre bajo la curva del Atalanta para regocijarse, con el director técnico de su equipo, Edoardo Piovani, que intenta desesperadamente detenerlo. Guardiola había contado esa escena en 2018, invitado en la Fiesta del Deporte. Esta vez, tras el partido ante el Newcastle, lo luce con orgullo, para recordar a su amigo que ya no está. “Me acordé que Edoardo Piovani me envió esta camiseta hace un año -dijo con una sonrisa, mirando la camiseta que lleva puesta-. Pensé que era el día indicado para ponérmela”.
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