El Divino Codino abre sus puertas a Sportweek, en vísperas de la salida de la Serie A: “Milán pierde mucho sin Tonali, Inter con Frattesi han hecho un gran revuelo y hay equilibrio para el Scudetto”. Luego habla de Mbappé, Guardiola, Sacchi, hasta el penalti en Pasadena y el recuerdo emocionado de Vialli
Su lugar del alma está en la cima de una colina que domina la Rocca di Altavilla Vicentina, al pie de las colinas de Berici. Es allí donde Roberto Baggio dio una dirección a su futuro, cuando aún jugaba al fútbol y escribía poemas con el balón. Y ahí es donde nos recibe con una sonrisa contagiosa. Con calidez. Abre la casa que construyó y amuebla con Andreina, su compañera de toda la vida, con sus tres hijos Valentina, Matteo y Leonardo, con la sobria elegancia que los distingue. Miras a tu alrededor y ves un mundo de verdor, prados y bosques peinados al centímetro. Entiendes que este es el reino de Roberto Baggio. Entiendes por qué el Divino Codino, el campeón que todos los aficionados al fútbol consideran una leyenda, abandona ese lugar con dificultad.