Nacida en Islandia, se hizo italiana tras un largo misterio burocrático. Y debutó con la selección, mandando al banquillo a la estrella de Italvolley
Ekaterina Antropova. Nombre y apellido dejan pocas dudas. Características físicas también. Dos metros de rubio llenos de poder y determinación. En estos días, un origen que puede desencadenar controversia política, pero Kate no quiere oír hablar de controversia. Ella solo tiene un objetivo, salir al campo y aplastar balones repetidamente. Y ahora logró otro objetivo que se sentía como el juego que juegas con los niños para enseñarles a flotar: te alejas mientras nadas. Aquí está el pasaporte italiano para ella, era como una boya que cuanto más nadaba, más lejos se volvía. Bromas de una burocracia entrelazada entre federaciones y los despachos del Ministerio del Interior delegados para decidir el destino de un jugador de 20 años, cuyo único pensamiento es que el balón rebote de un lado a otro de la red.