Cualquiera que tenga (tenga) un perro lo sabe: esos ojos de cachorrito demasiado lindos, que hacen que tu corazón se derrita cada vez. Un grupo de científicos de los Estados Unidos y el Reino Unido ahora están investigando esto. Argumentan que las propias personas son ‘culpables’ de esa mirada irresistible de nuestros amigos de cuatro patas.
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