La investigación previa para definir el paquete de pensiones a incluir en la maniobra de otoño se puso en marcha con la primera vuelta sobre la protección de los menores de 40 años “contributiva” entre el Observatorio de Evaluación del Gasto en Seguridad Social, creado por el Ministro de Trabajo, Marina Calderone, y las fiestas sociales. La segunda de las cuatro reuniones técnicas está fijada para el martes 18 de julio, y en esa oportunidad se abordará el delicado tema de la flexibilidad de salida. Pero las piezas del rompecabezas de las nuevas intervenciones de la seguridad social no podrán comenzar a insertarse antes de que finalice septiembre de 2023, cuando se presente la Nota de Actualización de la Def (NaDef), sobre la cual se redactará la ley de presupuesto para 2024. luego ser modelado Solo en ese punto el gobierno sabrá realmente cuántos recursos se pueden asignar a las pensiones. Pero incluso ahora los márgenes parecen estrechos. También porque sobre la maniobra económica pende la espada de Damocles de la inflación, que para este año ronda el 6%, según indicó el propio ministro de Economía, Giancarlo Giorgetti. Y si esa fuera la tasa de indexación de las pensiones, el costo de las equiparaciones sería muy alto. Entre otras cosas, el Gobierno tendrá que decidir si amplía al año que viene la subida a 600 euros mensuales de las prestaciones “mínimas” para mayores de 75. Y también tendrá que gestionar otra patata caliente: el impacto en la ciudadanía Relatos del fallo de la Consulta con el que se declaró inconstitucional la postergación del TFS para los trabajadores públicos. Por eso, por el momento, el único punto fijo en el sitio de construcción de las pensiones es el relanzamiento de las pensiones complementarias, por lo que el ejecutivo está apostando mucho con nuevas medidas en la maniobra, además de las vinculadas a la delegación fiscal.
Las mesas técnicas y los dosieres de septiembre
El enfrentamiento técnico con los agentes sociales se prolongará hasta el 18 de septiembre cuando se abordará el capítulo de las pensiones complementarias. Tras la primera reunión del 11 de julio sobre la protección de la seguridad social a los jóvenes “contributivos”, la próxima cita es la del 18 de julio sobre la flexibilidad saliente, a la que seguirá la ronda del 11 de septiembre sobre el trabajo duro y las pensiones de las mujeres. Al término de estas reuniones, el Observatorio de Seguimiento del Gasto de la Seguridad Social entregará los dosieres con sus balances y propuestas al Ministro Calderone. A fines de septiembre, teniendo también el marco definitivo de los recursos disponibles, el gobierno sacará los montos y decidirá qué medidas incluir en la ley de presupuesto. Un camino que no convence para nada a la CGIL y la UIL, que piden al ejecutivo claridad y respuestas inmediatas, mientras que la CISL en realidad aprueba este método.
Los recursos de los nodos y la inflación.
Las peticiones de la mayoría y de los sindicatos sobre la mesa son muchas: van desde nuevos cauces de salida anticipada con la Cuota 41, inicialmente en forma “contributiva”, hasta salidas a los 62-63 años, hasta el restablecimiento de la Requisitos 2022 para la Opción mujer y la pensión de garantía para jóvenes. En la mayoría de los casos, se trata de medidas muy costosas, que chocan con los limitados espacios de financiación pública en los que puede moverse el Gobierno, con un crecimiento actualmente mejor que el previsto a principios de año pero destinado a desacelerarse en el último trimestre de 2023, con deficitario y con una deuda que mantener bajo control mientras la necesidad galopa. Y con las incertidumbres relacionadas con el visto bueno de Bruselas a las cuotas del Pnrr. Entonces, el gobierno aún se encontrará lidiando con un ritmo sostenido de inflación. Lo que en cuanto a la revalorización de las pensiones se traducirá en otra factura muy alta. Una cuenta que se sumará a la carga de unos 60.000 millones entre 2023 y 2032 necesarios para garantizar la actual indexación de los cheques de pensiones, pese a las limitaciones y sanciones que introduce el mecanismo previsto por el Gobierno de Meloni con la última ley de presupuestos. No es casualidad que con el paso de las semanas parezca ganar terreno la hipótesis de recurrir únicamente a “medidas puente” también para 2024 (a la espera de que más adelante se idee una verdadera reforma de las pensiones), tal vez ampliando la Cuota 103 y el Social Bee por un año con algunos ajustes.
A toda velocidad en materia de pensiones complementarias
Ante todas estas incertidumbres, el único punto fijo del plan sobre el que el Gobierno empieza a trabajar lo representa el relanzamiento de las pensiones complementarias, que también debe convertirse, en las intenciones del ejecutivo, en uno de los ejes de la estrategia de garantizar una “cobertura de seguridad social” adecuada para los jóvenes con carreras discontinuas. Las nuevas medidas deben desencadenarse a través de la delegación fiscal y la próxima maniobra. En el menú hay ventajas fiscales, incentivos especialmente para los menores de 35 años, la elevación del umbral de deducibilidad actual y, quizás, incluso una nueva fase de “consentimiento silencioso” para asignar la TFR a los fondos de pensiones. La última encuesta de la Comisión de Supervisión de Fondos de Pensiones (Covip) muestra que, tras el desplome de 2022, en los tres primeros meses de 2023 la rentabilidad de todas las formas de pensiones complementarias volvió a crecer y los afiliados alcanzaron los 9.350 millones: 1,2 % más que el año anterior.