En lugar de un embargo sobre el petróleo y el gas de Rusia, Europa debería imponer un impuesto de importación. De esta manera, se puede aumentar la presión sobre Rusia sin golpear duramente a nuestra propia economía. Eso es lo que propone el think tank europeo Bruegel.
Los precios del petróleo se determinan en el mercado mundial, poco les importa a los compradores de dónde proviene su petróleo. Para poder vender su petróleo en Europa, Rusia tendrá que pagar el impuesto ella misma, argumenta la economista Simone Tagliapietra del think tank Bruegel, con sede en Bruselas. “Así que genera menos ganancias”.
Con el gas, Rusia no puede exportar inmediatamente a otros países el gas que normalmente suministra a Europa. Allí, también, el país tendrá que recaudar el impuesto él mismo, dice el economista Tagliapietra.
Los ingresos de la tasa se pueden utilizar para compensar los altos precios de la energía para los usuarios europeos. También se puede decidir reservar ese dinero para la reconstrucción de Ucrania.
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Además, un impuesto evita que otros países sean víctimas de un embargo sobre el petróleo en particular, dice Tagliapietra. Si Rusia ya no puede vender su petróleo en el mercado mundial, la oferta de petróleo caerá y el precio subirá. Los países en desarrollo, que ya están sufriendo la fuerte suba de los precios, también tendrán problemas con esto, según el economista.
Los derechos de importación tienen otra ventaja, cree Tagliapietra. Se pueden aumentar para aumentar aún más la presión sobre Rusia.
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