Los androides también tienen sexo: un atuendo pop afrodiaspórico para la diosa del sexo queer.
Un álbum de Janelle Monáe es siempre un acontecimiento: la artista (se declaró no binaria el año pasado, pero sigue usando pronombres femeninos además del inglés “they”) se toma su tiempo para crear mundos completos, en los que sus se colocaron los álbumes. Desde que irrumpió en el ojo público con su EP METROPOLIS: SUITE I (THE CHASE) en 2007, ha sido un mundo inspirado en Fritz Lang y Blade Runner, poblado por androides, altamente conceptual y distópico.
La era ahora ha terminado después de tres álbumes, cortometrajes y un volumen de cuentos, ahora se está poniendo jugoso. Y cualquiera que haya visto el video de “Lipstick Lover” sabe que esto no significa jugo de frutas. Más bien, en LA ERA DEL PLACER, Monáe celebra la alegría de vivir negra queer, la lujuria, la liberación y el empoderamiento. Celebra el hedonismo, pero siempre sigue siendo político: sobrevivir como una persona negra queer de clase trabajadora y vivir una vida libre y alegre son actos políticos en sí mismos.
Janelle Monáe logra combinar la incontenible variedad del sonido en un todo armonioso
“No, no soy la misma”, ya nos grita en el abridor “Float”. Aunque eso no es del todo cierto: se mantiene fiel a la base afrofuturista de sus paisajes sonoros, pero esta vez los interpreta de manera diferente. Esto ya es evidente en sus características: está Grace Jones, por ejemplo, a quien se le permite pronunciar palabras en francés; el hijo de Fela Kuti, Seun, quien continúa el legado de Egypt 80 como líder de la banda; pero también la leyenda del dancehall Sister Nancy y muchos más. Estilísticamente juega con Afrobeat y Afrobeats como Amapiano (“Phenomenal”), y por supuesto reggae y riddims.
La autoadulación constante (“Si pudiera follarme aquí y ahora, lo haría”, por ejemplo, en “Tobogán de agua”) puede ser algo demasiado bueno en algún momento, pero eso está bien con el siguiente tiempo a más tardar: Janelle Monáe logra reunir la irreprimible diversidad del sonido en un todo armonioso, en el que maravillosamente puedes dejar que el sol brille sobre tu estómago durante el resto del verano, y al mismo tiempo planificar el liberación sexualmente positiva, queer-feminista del mundo.