Por Isabel Panqueque
Los pegadores climáticos han ideado una nueva táctica con los llamados bloqueos de ejecución. El objetivo: menos enfrentamientos y agresiones de los conductores que con los habituales bloqueos adhesivos.
En los últimos meses, la violencia contra el caos climático se ha desbordado. Las pegatinas fueron arrancadas de la calzada por el pelo y pisadas las manos.
La intención de desescalar aquí ahora: correcto. Pero en lugar de una desescalada, la nueva táctica suena más como una mayor provocación.
El riesgo de que suceda algo peor permanece.
Y también queda claro a partir de los acuerdos de pegamento climático: los bloqueos continuos son solo una breve parada para los manifestantes moderados; se supone que ellos también deben quedarse en la calle en algún momento.