Por Danilo Gladow
Escenas invernales poco antes del comienzo del verano: las carreteras lisas como un espejo el viernes hicieron que muchos ciclistas perdieran el equilibrio.
El cuerpo de bomberos utiliza aglutinantes en carriles bici resbaladizos:
¿Escarcha o hielo relámpago? No. El llamado rocío de tilo es el culpable del juego de trineo del viernes, y el pequeño pulgón es responsable de ello.
Las semanas de sequía le ofrecieron las mejores condiciones para multiplicar los tilos de la ciudad. Anidados allí, se alimentan de una solución almibarada de tila.
El exceso de azúcar es luego excretado por los piojos en forma de gotitas y palos.
En automóviles, en aceras y calles. La lluvia de la noche aflojó el material y el resultado fue una mezcla peligrosamente resbaladiza.
Según la policía, el fenómeno derivó en varios accidentes. En Twitter, recomendó conducir con cuidado; para algunos, el consejo llegó demasiado tarde.