Costillas magulladas, una cadera supuestamente rota y muchas abrasiones. Eso es lo que le queda a Sugar Jackson (42) tras el grave accidente de tráfico del miércoles por la tarde en Wommelgem. “Tuvo mucha suerte”, dice por primera vez su esposa Tania. “No sabía lo que me iba a encontrar en el lugar. Fue aterrador esperar”.
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