Cambiar de gas y cambiar a una bomba de calor eléctrica, por ejemplo, te puede costar miles de euros. Leo Burgers de Escaren tomó un enfoque diferente. Construyó su propio sistema de calefacción eléctrica para calentar su casa. Con una inversión de unos 2.500 euros, ya está calentito y la caldera de la calefacción central está lista para funcionar.
Leo señala una especie de pintura en la pared. Es uno de sus paneles infrarrojos. Esa es una de las partes de su sistema de calefacción. “Este fue el primero”, dice. “Hace un año y medio empezamos a pensar en cómo podíamos deshacernos del gas. Eso fue un rompecabezas. Terminamos con paneles infrarrojos”.
Ahora hay paneles infrarrojos en su sala de estar, cocina y baño. Estos paneles funcionan con electricidad e irradian calor con el que calienta sus habitaciones. Y si eso no es suficiente, su gran ventaja cuelga sobre donde solía estar la caldera de calefacción central. “Este es un calentador de agua eléctrico de 120 litros”, señala Leo. “Para cuando hace mucho frío y los paneles infrarrojos simplemente no lo logran”.
“Es solo la combinación de todos estos sistemas lo que funciona para nuestro hogar”.
El agua caliente a 70 grados que sale de la caldera pasa luego por sus radiadores. Dicha caldera se usa a menudo como suministro de agua caliente en lugares donde no hay una caldera de calefacción central. Considere, por ejemplo, pisos con calefacción de bloques. Pero Leo ha adaptado la caldera de tal forma que no solo proporciona el agua caliente, sino que también está conectada a sus radiadores.
“Construí esto junto con mis yernos. Nos divertimos mucho haciéndolo”, dice Burgers. Y es genial que también funcione. Tampoco es difícil de hacer. Puedes comprar todas las piezas que necesites por separado”.
Es especialmente mucho más barato que una bomba de calor. “Todo este sistema junto con los paneles infrarrojos me costó unos 2500 euros”. Pero Leo ya tenía catorce paneles solares en el techo y su casa ya está muy bien aislada. “Es solo la combinación de todos estos sistemas lo que funciona para nuestra casa”.
Al armarlo él mismo, Leo también se arriesga. “Si algo no funciona correctamente, no puedo confiar en que una empresa me lo solucione”.
“Cualquiera puede hacer esto”.
Y Leo sigue enfatizando eso a lo largo de la conversación. Que esto funcione para su casa y en su situación. “Se trata de pensar en cómo lo estás haciendo y ver si quieres ajustar las cosas en tu vida”. Por ejemplo, Leo tiene un contrato de energía dinámica. Paga el precio de la luz tal y como está en ese momento. “Con todos esos electrodomésticos, perdimos 120 euros en el mes más caro hasta ahora. Pero el mes pasado nuestra factura fue de solo 25 céntimos”.
Por ejemplo, Leo es una de las personas en Escharen que ya se deshizo del gas. El municipio de Land van Cuijk anunció recientemente que ha iniciado conversaciones con las aldeas de Maashees y Escharen para ver cómo pueden liberarse del gas natural. Junto con las aldeas, esto debería resultar en última instancia en un plan.
“Cualquiera puede hacer esto, creo”, dice Leo. Tienes que estar detrás de eso. No creo que se pueda hacer en todos los hogares como lo hice yo. Pero quiero animar a todos a que empiecen a investigar cómo pueden hacerlo”.