Los alcaldes de más de 30 ciudades de todo el mundo se reunieron recientemente en ChangeNow, un evento de alto perfil centrado en soluciones para el planeta. El objetivo de la reunión era llamar la atención sobre los efectos nocivos de la moda rápida en sus ciudades y el medio ambiente.
Representantes de las diez ciudades europeas de Dublín, París, Estrasburgo, Burdeos, Lovaina, Annecy, Bolonia, Rzeszów, Terrassa y Turku, que representan una población combinada de 6,5 millones, se unieron para apoyar la Declaración de la Moda Lenta. Este esfuerzo conjunto busca instar a la Unión Europea, el G7 y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) a promulgar regulaciones que nivelen el campo de juego para las empresas de moda lenta y los conglomerados de moda rápida.
La declaración cita varios objetivos clave, incluida la sensibilización del público sobre los impactos sociales y ambientales de la moda rápida. Además, se facilitará el acceso a las instalaciones de producción y venta mediante la reducción de los alquileres para los jugadores de moda lenta a través del apoyo público. También se destacan la financiación de la investigación y la innovación en soluciones de ingeniería verde y la creación de empleo local.
La declaración pide apoyo financiero para nuevos modelos comerciales en el sector de la moda y alienta un reenfoque de subvenciones y préstamos para apoyar negocios con un impacto positivo, enfatizando el papel de la contratación pública en el fomento de nuevos mercados y clientes para negocios sostenibles.
La industria textil es actualmente responsable de una importante degradación ambiental y abusos contra los derechos humanos, dijo ChangeNow en un comunicado. El movimiento slow fashion busca contrarrestar estos problemas mediante la promoción de prácticas de producción éticas y justas que prioricen la sostenibilidad ambiental y mejores condiciones de trabajo para los actores de la industria.
Regulaciones ambiciosas a gran escala
Para lograr sus objetivos, la Declaración de Moda Lenta impulsa regulaciones ambiciosas a nivel internacional, europeo y nacional. A nivel internacional y europeo, se proponen medidas como la prohibición de las prácticas comerciales desleales, el apoyo a los países fabricantes a través de reformas de gobernanza y aplicación de la ley, y la prohibición de incentivos al consumidor a través de la publicidad de moda rápida.
La declaración también cita la introducción de un mecanismo sólido de ajuste de límites de carbono (CBAM) para la industria textil y métodos para la responsabilidad corporativa a través de una directiva de la UE sobre diligencia debida de sostenibilidad corporativa. Otras prioridades son la prohibición de productos químicos en la industria textil y la introducción de un sello europeo de moda lenta para informar a los consumidores sobre el origen y el impacto ambiental de la ropa, así como apoyar el cultivo de materias primas textiles ecológicas en Europa.
Barbara Trachte, Secretaria de Estado para la Transición Económica y la Investigación Científica en el Gran Bruselas e iniciadora de la Declaración de Moda Lenta, señaló la necesidad urgente de actuar: “No queremos esperar a que se destruya más naturaleza y biodiversidad. No queremos otro Rana Plaza, ni queremos que los lentos diseñadores de moda y emprendedores quiebren. Queremos una prohibición de la moda ultrarrápida y reglas de competencia justa para que todos podamos estar seguros de que la ropa que usamos está hecha por personas que aman su trabajo y no dañan el medio ambiente”.
Los alcaldes de varias ciudades, incluidas Rzeszów en Polonia, París en Francia y Essen en Alemania, reiteraron la importancia de trabajar juntos para impulsar el cambio. Hicieron hincapié en la importancia de las iniciativas locales, la economía circular y el papel de las normas nacionales e internacionales en el cambio de los métodos de producción y el comportamiento del consumidor.
Este artículo traducido apareció originalmente en FashionUnited.uk.