La policía aceptó deliberadamente el riesgo para la salud de los aficionados del St. Pauli en torno al partido contra el FC Hansa Rostock, que el Hamburgo perdió por 1-0. «Estamos hablando de una falla organizativa en todos los ámbitos», dijo el club.
Numerosos seguidores del Kiezkicker informaron que estaban rodeados por funcionarios en el camino a los autobuses de enlace después del partido y que los fanáticos de Rostock les arrojaron petardos. Estalló el pánico, pero no había escapatoria, según St. Pauli. Mientras que los comisarios del estadio querían abrir las puertas del área cercada, la policía respondió usando cañones de agua, porras y gas pimienta. El FC St. Pauli habla de la violencia policial: «La acción violenta de la policía contra los aficionados visitantes fue arbitraria y desproporcionada».