Fue pan comido, la invasión de combatientes pro-ucranianos que sacudió el área fronteriza rusa esta semana. Porque por donde entraron, la frontera estaba custodiada por 25 soldados. 23 de ellos eran reclutas, que solo llegaron una vez a un campo de tiro y tampoco recibieron balas. Son atacados desde Ucrania con más frecuencia de lo que escuchamos aquí. Pero las víctimas invariablemente muy jóvenes que luego caen, Rusia las guarda hábilmente en silencio. Contamos su historia. «Llévate a las víctimas, no quiero tripas en la pared».
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