Un gobierno laborista no aumentará los costos de las bebidas alcohólicas, prometió Sir Keir Starmer hoy.
Descartó implementar un precio mínimo de alcohol que haría que los clientes paguen más por las bebidas.
En el Gales controlado por los laboristas y en la Escocia dirigida por el SNP, cada unidad de bebida debe venderse por al menos 50 peniques.
La política descentralizada se introdujo para abordar a los bebedores problemáticos tomando medidas enérgicas contra el alcohol de bajo costo y alta concentración.
Pero esta mañana Sir Keir insistió en que no haría lo mismo en Inglaterra si fuera elegido primer ministro el próximo año.
Le dijo a LBC: “No queremos que las cosas cuesten más para las personas en medio de una crisis del costo de vida”.
Solo ayer, su secretario de salud en la sombra, Wes Streeting, había dejado la puerta abierta para hacer cumplir la política de estado niñera.
Se abrieron más divisiones cuando Sir Keir también abofeteó al Sr. Streeting que agitaba por un impuesto al azúcar fresca.
El jefe laborista dijo que no “encarecerá la comida en medio de una crisis del costo de vida.
“Nos centraremos en la publicidad en lugar de aumentar el costo de los alimentos”.
Pero no descartó un nuevo impuesto sobre los refrigerios poco saludables una vez que los precios se estabilicen.
Sir Keir también prometió invertir más dinero en el NHS, que, según él, estaba en sus últimas etapas bajo los Tories.
Durante una conferencia de prensa en Essex, afirmó que “el dinero es importante, pero no se trata solo de dinero” y dijo que se concentraría en aprovechar el poder de la tecnología y la ciencia para hacer que el servicio de salud sea más efectivo.
Sir Keir dijo que estaba “simplemente mal” sugerir que el Partido Laborista no ha explicado cómo pagará sus reformas, señalando su promesa de capacitar a más médicos que se financiarían mediante la abolición del llamado estatus fiscal “non-dom”.