Treinta metros extendidos en la pantalla. Desnuda, con solo pegatinas en forma de estrella en los pezones y un look en el que el sexo, la fiesta y la lujuria homicida dormitaban en sus iris leonados. Beyoncé, Queen B, la abeja reina aturdió a Heysel con un espectáculo sin precedentes, pero también le picó el aguijón donde realmente le dolía. ¿Qué trajo ella? ¿Y cómo? Nos alegra contaros que los 50.000 asistentes apenas tocaron sus asientos durante tres horas.
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