La Juve, una primera parte inaceptable. Roma en el signo de Mou

Pogba en el medio servicio sigue siendo decisivo para los bianconeri: al ataque durante unos diez minutos y luego se juntan atrás, todo por debajo de la línea de pelota, dejando a Vlahovic solo y sin poder ayudarse entre sí.

No es la noche de los 90 con la que soñamos, pero nada se pierde. Los tres italianos están en pleno apogeo para las finales de Europa y la Liga de la Conferencia. Una victoria (Roma), un empate (Juve) y una derrota (Fiorentina): jugar siempre en casa no es precisamente lo ideal, pero el nuevo reglamento ya no multiplica el valor de los goles fuera de casa. Los próximos noventa minutos serán espeluznantes, pero se necesitará otra actitud. Sobre todo los blancos y negros.

Colectivamente cero

El gol del último suspiro de Gatti, más allá de la recuperación, más allá de lo imaginable, sacó literalmente a la Juve del abismo de una derrota que le hubiera dolido. Bastante igualada, pero la primera parte de los bianconeri no fue aceptable. Ya no. Al ataque durante unos diez minutos y luego se juntaron atrás, todos por debajo de la línea de balón, dejando a Vlahovic solo y sin poder ayudarse. Equipo dividido en dos. Se podía ver a una Juve llorando: dos hermosas verticalizaciones de Di Maria y Kostic, dos reinicios de Rabiot, pero colectivamente cero. Todavía postergado el placer de ver a Vlahovic de cara a portería, esperando un centro, en un área abarrotada de blanquinegros.

El cambio

Hacía falta el manotazo del gol de En-Nesyri para cambiar el sistema y la mentalidad: si tienes a Chiesa, Di Maria, Vlahovic e Iling no está claro por qué dejarlos jugar después, para recuperar, y no antes, para imponerse. No es que de repente vimos al City, o al Real Madrid, que alinean al menos tres delanteros ofensivos (oh, sí), pero al menos el Sevilla se vio obligado a defenderse. La buena noticia vino de los cambios: Iling cometió muchos errores pero arrastró y creó situaciones. Pogba en medio servicio pero decisivo dejó claro lo mucho que ha perdido la Juve sin él. Y por último, Gatti demostró esa humildad y coraje proletarios que merecen más camisetas. No será fácil en Sevilla, pero tampoco imposible partir del empate 1-1. El Sevilla es un buen equipo, es cierto, «más» Juve que esquemas y psicología no les puede dar en mayo como el famoso coraje de Don Abbondio, pero tienen una calidad superior indiscutible. A ver si algún día será capaz de expresarlo plenamente.

Roma

Algunas coartadas más deben ser reconocidas en Roma. Si quitas a Leao del Milán es un problema por las oportunidades potenciales que desaparecen, las descargas fáciles, la personalidad en los momentos en que las piernas tiemblan. Dybala es el Leao de Mourinho y un último cuarto de hora no puede cambiar un partido. El objetivo es recuperar al argentino para el Leverkusen y disfrutar del joven Bove que marcó un gol cuya importancia ni él se da cuenta: percusión, intercambio y tiempos de reacción muy rápidos en el rebote del portero, una personalidad veterana. Qué tan bien. Afortunadamente, Leverkusen perdonó dos veces a Rui Patricio desde el principio, evitando una peligrosa persecución que los habría expuesto a un contraataque. Xabi Alonso ha dado cabeza y geometrías, pero no hay campeones. A la vuelta, la Roma pudo ser más ligera y «dybaliana» en el contraataque. Es importante no atrincherarse, también es cuestión de costumbre: Mou ha ganado cinco finales europeas, cuando llega al clímax -aparte del épico Real Madrid-Barcelona en Champions- difícilmente falla.

florentino

Finalmente, queda la decepción por el mal golpe que le dio a la Fiorentina que jugó, presionó, atacó de forma confusa: ser superado en casa tras otro gol de Cabral, en casa, exige una reflexión. Ahora cálmate. El Basilea es duro, sorprendió a su propia afición, pero recuperar un gol es más que factible. Y en cualquier caso: si excluimos el derbi Milán-Inter, nada decidido, las otras cinco semifinales estaban peleadas, incluido el West Ham-Alkmaar por 2-1. En este punto podría haber una eliminación, después de todo estamos en semifinales, pero no el arrepentimiento por perder el tiempo y las oportunidades. Nunca nos perdonaríamos por esto.



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