metromodelo, músico y también artista. Joaquín Morodo García lo tiene todo. En otras palabras: guapo, bueno y talentoso. Ahora aterriza en Milán con el proyecto expositivo Vitriol, hasta el 4 de junio en Hub/Art, galería dedicada a la promoción del arte contemporáneo .
Nacido en 1984, nacido en Madrid en el seno de una familia de humanistas, políticos, artistas y sociólogos, lleva más de veinte años colaborando con el mundo de la moda y el lujo, da Gucci, Etro, Dolce Gabbana, Bally, Giorgio Armani, a Loro Piana, Larusmiani, Belstaff, Ferrari, Lamborghini, Esteē Lauder, Cucinelli.
Después de dejar de lado las pasarelas, decidió dedicarse al arte. También es líder, cantante principal y coproductor de The Glaze Friendz, banda de pop rock con influencias punk, indie, hip hop, orquestal y trap.
Para esta nueva exposición, el artista español presenta una serie de pinturas matéricas en técnicas mixtas de varios formatos y una obra digital con animación dinámica.
La exposición de Joaquín Morodo García
Metafóricamente, Vitriolo, indica el proceso alquímico de la Gran Obra, que consiste en la disolución de los aspectos más duros y egoístas de la persona.
Resumiendo la sigla, según Joaquín, conducirá a la solución: si el ser humano mira a su interior, podrá liberar el espíritu de la materia. Este el proceso de limpieza y aclaramiento, desde el punto de vista moral y ético, conducirá al Elixir de la vida.
«Todo debe partir de nosotros», dice Joaquín Morodo. “De nuestra voluntad, de nuestro camino cruzado, en el que lo sagrado y lo profano no deben separarse sino coexistir para nuestro progreso y el de la humanidad”.
La exposición también forma parte de la programación cultural del Instituto Cervantes de Milánno, una organización sin ánimo de lucro creada por el gobierno español en 1991 con la misión de promover la enseñanza del español y de las lenguas cooficiales de España, así como contribuir a la difusión de la cultura en los países de habla hispana.
«Quiero cambiar la opinión de los que piensan que hay poco espacio para la innovación»
Joaquín, ¿cuál es tu trayectoria artística?
Nací y crecí en Madrid, en una familia de artistas. Mi primer referente fue mi hermano Jorge; gracias a él aprendí a estudiar la incidencia de la luz y las diferentes perspectivas de los objetos, realizando un gran número de viñetas para cómics antes de los diez años.
A los 16 años ya trabajaba como modelo, y comencé a estudiar fotografía, especializándome en fotografía de moda. Obtuve numerosas publicaciones y abrí un estudio en Milán. Recuerdo la emoción de ver mis obras expuestas con motivo del 80 aniversario del famoso Istituto Marangoni en Via Verri: ¡un honor!
Con los teléfonos inteligentes, la fotografía se volvió accesible para todos: en ese momento decidí crear un estilo personal a partir de todo lo que aprendí, con el deseo de poder mostrarle al mundo por qué estoy aquí.
¿Y la pasión por la música?
Paralelamente a mi pasión por el arte, he cultivado la pasión por la música, estudiando, escribiendo y componiendo canciones. Lancé un disco en solitario, escribí para otros artistas y hoy soy la mitad de la banda The Glaze Friendz, un proyecto que me llena de satisfacción. Lo creé y lo sigo cultivando junto al joven Andrea Cuoco, alias “Kid Riff”, nacido en 1999, compositor y multiinstrumentista.
Quiero cambiar la opinión de aquellos que piensan que hay poco espacio para la innovación o la originalidad en el mundo del arte, la cultura y la música. Por ello, en mi Vitriol personal he combinado cada cuadro con una canción del álbum homónimo de The Glaze Friendz, creando una especie de “banda sonora” de la exposición, que se puede descargar gracias a un código QR junto al cuadro.
Joaquín Morodo: «Mirar hacia adentro podrá liberar el espíritu de la materia»
¿La moda sigue encontrando hueco en todo esto?
Algunas de mis obras tienen como soporte mi ropa.
Además, he creado una línea de sudaderas y camisetas con los cuadros de la exposición que se pueden adquirir mediante un código QR situado junto a cada cuadro.
¿Por qué elegiste Vitriol como tu título?
Es una sigla que, en alquimia, indica el procedimiento de la Gran Obra, que consiste en la disolución de los aspectos más duros y egoístas de la persona. Las obras expuestas se inspiran en conceptos alquímicos y hacen referencia al arte y la cultura -incluida la española- contextualizados en el mundo actual, a la moda y arquitectura contemporáneas y a la sociedad actual, en su pérdida de valores y en el concepto de la fugacidad de tiempo.
Creo que si el ser humano se fija en su interior realizando un proceso de limpieza, podrá liberar el espíritu de la materia. Todo debe partir de nosotros, de nuestro camino cruzado, en el que lo sagrado y lo profano deben convivir para nuestro progreso y el de la humanidad.
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