‘¡Shalom a todos!’: por y para personas no judías que quieran ver de cerca todas esas locas costumbres

Play4 no puede enfatizarlo lo suficiente: Shalom a todos! ofrece una visión única de la comunidad judía ortodoxa de Amberes. Eso en sí mismo no es una mentira. Si hay algo por lo que estos creyentes son conocidos por los no judíos, es que viven aislados. Por lo tanto, es notable que el periodista Diederik Van den Abeele se ganara la confianza de varias familias religiosas judías y se le permitiera seguirlas con la cámara durante mucho tiempo.

En los primeros episodios podemos ver, entre otros, al chef soltero Tulli, al igual que la joven familia de David y Sarah. Hablan de su vida familiar y de normas y valores, permiten la cámara durante sus rituales o cuando visitan la sinagoga. Sin embargo, como espectador, rápidamente te das cuenta de que estos son los forasteros de la comunidad.

El alegre Tulli se divorció recientemente y le gusta reírse de su propio comportamiento excesivo de fumar y beber. David y Sarah viven un estilo de vida liberal según los estándares ortodoxos. No es ama de casa pero trabaja en la industria de seguros. Omite los rizos largos y enfatiza que viven deliberadamente en algún lugar donde disfrutan de cierta privacidad.

Por supuesto, no es una coincidencia que ellos, y no sus hermanos en la fe más tradicionales, permitan que las cámaras entren en sus vidas. Aunque eso no tiene por qué ser un ahorro. Su participación le da al espectador una idea de la diversidad dentro de una comunidad aparentemente homogénea. Además, siguen fielmente el ritmo y las reglas de la Torá.

Un problema mayor es que las personas retratadas no muestran precisamente su lado más vulnerable. A pesar de que Van den Abeele los siguió durante dos años y medio, su piedad muestra pocas grietas. Tulli no se compromete cuando se le pregunta sobre la reacción de la comunidad ante su divorcio, y aunque Sarah parece más estresada que feliz, no dice una palabra sobre cómo hace malabares con un estilo de vida religioso estricto con un trabajo y una vida familiar.

Es precisamente por eso que el programa no se extiende más allá de una visión de las muchas reglas y leyes. Parece que sólo hay lugar para la piedad en la existencia judía-ortodoxa. Nunca se trata de su relación con la sociedad contemporánea occidental en la que viven, y mucho menos de lo que sucede si tienes alguna duda. Aunque los protagonistas están retratados con respeto, inevitablemente acabas con cierto exotismo. Shalom a todos! sigue siendo un programa por y para personas no judías a las que les gustaría ver de cerca todas esas locas costumbres. Muy mal, ¿verdad?

Todos los martes en Play4.



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