Si los sistemas de IA asumen más y más trabajos rutinarios, existe el riesgo de que ciertos trabajos se vuelvan redundantes y muchas personas se queden sin empleo. En particular, podrían verse afectadas las personas que trabajan en industrias que son particularmente susceptibles a la automatización, como trabajadores de producción, cajeros, empleados bancarios o especialistas en telemercadeo. Además, una mayor dependencia de los sistemas de inteligencia artificial también podría generar problemas de seguridad y privacidad, especialmente cuando se trata de proteger datos confidenciales.
Es importante que los gobiernos y las empresas tomen medidas para garantizar que las personas afectadas por la automatización tengan acceso a oportunidades de mejora y reconversión profesional. Si se pueden superar estos desafíos, la automatización tiene el potencial de aumentar la productividad y crear nuevos puestos de trabajo y oportunidades comerciales.