Fútbol, ​​Giorgetti: reglas claras para la sostenibilidad del sistema, los clubes contribuyen a la construcción del estadio


Si, como dijo Agatha Christie, una pista es una pista, dos pistas son una coincidencia pero tres pistas prueban, entonces el hecho de que el término «sostenibilidad» se use como un mantra en palabras del presidente de la FIGC, Gabriele Gravina, el ministro Economía Giancarlo Giorgetti y Carolina Morace, deportista que hizo el fútbol y lo entrenó, destaca que probablemente ahí esté la clave para entender el presente y el futuro del sistema futbolístico. Los tres participaron en la presentación en Roma del libro “Soldi vs Idee. Cómo cambia el fútbol fuera del campo” (publicado por Mondadori Electa), coescrito por Michele Uva y Maria Luisa Colledani.

«Solo la Premier League -recordó Colledani- sumó alrededor de dos mil millones de euros durante el mercado de fichajes de verano, un presupuesto igual al que ponen en el plato el resto de ligas europeas. Esta cifra nos hizo pensar que quizás el dinero se ha ido y que ha llegado el momento de las ideas. Los británicos han abandonado el provincianismo y han creado un sistema. Basta observar lo que ocurre al otro lado del Canal para comprender cómo se hace». También porque, como ha explicado Uva, “el fútbol es un motor positivo para la economía, siempre que todo se mantenga dentro de las normas y respetando la sostenibilidad”.

Giorgetti, reglas claras para la sostenibilidad del sistema

Giorgetti destacó las dos caras del fútbol actual. “El deporte y el fútbol tienen una dimensión social loca, pero también tienen una dimensión económica -recordó el titular de Economía-: el movimiento es uno, indisoluble, pero el deporte de punta exige, precisamente porque moviliza tantos intereses y tiene trato con competencia, un sistema de reglas, también en términos de sostenibilidad financiera. Reglas claras y transparentes, iguales para todos y que permitan que el sistema se sostenga”. Giorgetti subrayó que «es difícil que la política destine recursos al deporte profesional en una fase en la que no hay recursos para otros sectores. El sistema futbolístico actual consume riqueza, no la produce. Es una verdadera lástima que nuestro producto futbolístico no tenga un lugar en el sistema global”.

“Las empresas deben contribuir a la construcción de los estadios”

El directivo del MEF puso el ejemplo de la Premier League, la máxima categoría de la liga de fútbol inglesa: «Hay un efecto de polarización -explicó-, pero la liga que polariza, en este caso la inglesa, atrae al mejor talento en detrimento de otros». ¿Qué hacer? Según el responsable del MEF “hay que encontrar la fórmula que potencie el fútbol como expresión del territorio y de la afición”. El partido también se juega en el terreno de la infraestructura, empezando por los estadios: «No podemos esperar que los Municipios se encarguen, el Estado puede ayudar pero los clubes también deben aportar, los dueños de los equipos deben poner su dinero . No se puede esperar que los recursos caigan del cielo. La idea empresarial debe ser la base del sistema, desde un punto de vista industrial».

Gravina: la sostenibilidad se confunde a menudo con el crecimiento

Gravina subrayó que con demasiada frecuencia se confunde el concepto de «sostenibilidad» con el de «crecimiento». “El fútbol italiano tiene problemas, no lo ocultamos -dijo-. Pero está descubriendo el significado de su multidimensionalidad. “El estado de salud del fútbol está íntimamente ligado a un fenómeno que lamentablemente se pasa cada vez más por alto, el de la globalización y el impacto de las reglas del mercado -añadió-. Cuando se trata de sostenibilidad hay confusión, es un término usado en exceso. Se confunde con crecimiento y cuando trabajas solo en crecimiento pero no evalúas correctamente los costos, es un desastre. No puede haber una empresa sólida y solvente y por tanto sostenible con una relación así. Dicho esto, hay un modelo, el inglés, que sin embargo ha tenido 62 administraciones controladas. Así que la crisis económica ligada a la solvencia no concierne sólo al fútbol italiano». El fútbol italiano «tiene un déficit crónico que supera con creces los 4.000 millones de euros, cubierto por los presidentes de las empresas».



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