Psicodrama Vlahovic: 50 toques, un penalti, dos palos pero aún sin goles

El Estadio está con él, nos pone furiosos, está metido en el juego, pero Dusan tampoco se desbloquea desde el lugar. Es su ayuno más largo, y la temporada habla de un gol cada 2 partidos y medio…

Seis partidos de baja, cinco partidos de Liga seguidos sin marcar: con diferencia la sequía goleadora más larga de Dusan Vlahovic desde que es un jugador de cierto nivel, la última vez que esperó tanto para una celebración fue en Otoño de 2020 y seguía siendo un veinteañero que tuvo que ver con la Fiorentina. Una imagen, mil imágenes para dar sentido al psicodrama de Dusan, devanándose los sesos sin cesar por un gol que no ha llegado, a estas alturas, desde el doblete del 7 de febrero en Salerno, ni desde el 16 de febrero ante el Nantes teniendo en cuenta todas las competiciones . Aunque anotara en el próximo partido del jueves, habría pasado un mes desde la última vez.

EL RIGOR Y EL ABRAZO

La primera foto, la más banal pero no menos potente. Minuto 67, la Juve ya lo ha intentado todo para desbloquearlo, por lo que cuando Cuadrado marca el penalti parece una buena oportunidad para reavivar a Vlahovic. En el punto de penalti ante Turk, lo desplaza: portero a la derecha del serbio, balón a la izquierda. Demasiado a la izquierda. Polo. Está bien, pero ¿por qué tirar de él con tanta fuerza? Demasiado deseo. Dato: Vlahovic ha fallado dos de sus últimos cuatro penales en la Serie A, después de haber convertido todos sus primeros 12 tiros desde metros en goles en el torneo. Última foto en orden cronológico, la final: su compatriota Dejan Stankovic, entrenador de la Sampdoria, se la lleva al final del partido para un largo abrazo con charla y sesión psicoanalítica tras el triple pitido. Quién sabe lo que dijeron.

MIL JUEGOS EN UNO

La velada de Vlahovic también fue mucho más. Arranca con un gran balón en el minuto 25 de Miretti para desencadenar su gran movimiento en profundidad por fuera de juego, pero el serbio vuelve a encarrilarse. Participa en el juego retrocediendo al centro del campo para sortear la banda: muy útil, hace lo correcto, pero la realidad es que lo que todos le piden es gol. Pregunta por el gol. Y tras el rigor los contornos de la caza se vuelven espasmódicos. El primer balón que le llega de vuelta lo saca instintivamente de puro desahogo, justo por encima del larguero. Entonces Rabiot la puso a dos metros de la portería, pero estaba en fuera de juego: en cualquier caso, el balón no había pasado. Un minuto después su amigo Kostic lo vuelve a disparar, pero Augello se interpone: golpes pegados al suelo y el estadio ruge, la gente está con él, entiende el momento. En la recuperación el chiste: hasta el primer gol de Soulé en la Serie A llega de las migajas (bastante grandes) que cayeron de la mesa de Dusan, su cornada es salvada en el larguero por Turk, ante Matias lidera. Cortina.

LOS NÚMEROS DEL FLOP

Al final, el ábaco de la velada de Vlahovic ante la Sampdoria, colista, habla de un remate a puerta, y parado, tres fuera, cuatro rechazados, dos tiros de palo… Y 50 balones tocados, que al final no valen premio de la tarde pero al menos fotografiar una velada de diferente participación e implicación respecto a los 18 toques de hace una semana ante la Roma. Al fin y al cabo, si algo hay de bueno en esa furia en la búsqueda del gol que quedó insatisfecho, es la maldad en atacar el gol visto en aquella final, para llevarlo a los siguientes partidos. Claro, no solo porque Milik está roto, Kean descalificado y también Chiesa y Di Maria no lo están haciendo tan bien, sino también porque el plato está llorando, mal. Con 10 goles en 25 partidos y 1944′ jugados, la cuenta es sencilla: nunca somos una alegría pero no llegamos muy lejos, una alegría cada dos partidos y medio y 194′ jugados. Al comienzo de una semana no trivial, en Friburgo para llevarse los cuartos de final de la Europa League, luego en San Siro con el Inter, que siempre es Inter, el desbloqueo ahora sería un gran éxito.



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