El tribunal provincial dictaminó que los cinco hombres habían violado las leyes de conservación al matar a los animales protegidos en el Parque Nacional Thong Pha Phum, despellejar sus cadáveres y ahumar sus huesos para prepararlos para la venta en el mercado ilegal. El tribunal rechazó el argumento de los hombres de que mataron a los tigres en venganza por los ataques al ganado y dictaminó que “deberían haber protegido la naturaleza” ya que vivían en una comunidad cerca del bosque.
Según WWF, los tigres son una especie en peligro de extinción y solo quedan unos 4500 en estado salvaje. Aunque su número ha aumentado en los últimos años, WWF dice que menos de 200 de los grandes felinos aún viven en parques nacionales y santuarios de vida silvestre en Tailandia. La caza furtiva es una de las mayores amenazas para la supervivencia de los tigres y está impulsada en gran medida por la demanda en China y Vietnam de sus huesos, pieles y otras partes del cuerpo que se utilizan en la medicina tradicional. La seguridad y la eficacia de la medicina tradicional china todavía se debaten acaloradamente.
El jefe del Parque Nacional Thong Pha Phum, Charoen Jaichon, acogió con satisfacción el fallo del tribunal. “Me alegro de que se haya hecho justicia”, dijo hoy a CNN. “Esta es una fuerte advertencia para los cazadores ilegales en los parques nacionales de Tailandia”.