“Todas mis empresas industriales están experimentando una escasez masiva de recursos”, dice. “Se trata de la producción de piezas para la construcción de tanques, máquinas y material para procesar alimentos. Y esos son solo los que yo personalmente conozco. Asimismo, tenemos escasez de capital de trabajo”.
Anton Gerashchenko, asesor del Ministerio del Interior de Ucrania, ve esto como una prueba de que las sanciones occidentales están funcionando.
Una investigación de la Universidad de Yale mostró el año pasado que la economía rusa se ha «paralizado catastróficamente» desde la introducción de las sanciones occidentales. Las importaciones, entre otras cosas, colapsaron en gran medida. “Rusia ahora necesita obtener piezas y tecnología críticas de socios comerciales reacios. Eso conduce a una escasez generalizada de suministros en la economía nacional”, dijo en ese momento.
Como resultado, la producción nacional se paralizó por completo. “Putin no está logrando reemplazar negocios, productos y talentos perdidos, a pesar de sus delirios de autosuficiencia y reemplazo de importaciones. Mientras Occidente permanezca unido para mantener y aumentar la presión de las sanciones, no hay forma de que Rusia salga de la oscuridad económica”, dice el informe.