Pensiones: corridas de gasto, cuentas INPS en números rojos. Todas las incógnitas que pesan sobre la reforma


Un falso comienzo. Así caracterizó el debate sobre la nueva reforma de las pensiones tras la cumbre general del 19 de enero. El gobierno y los interlocutores sociales deberían haberse reunido el 8 de febrero para abordar el tema de la «cobertura de la seguridad social» para mujeres y jóvenes, pero el ejecutivo decidió posponer la discusión y limitarla solo a los sindicatos. Un claro síntoma de lo empinado que es el camino.

Con algunos obstáculos que no son fáciles de salvar: en primer lugar la relajación de la opción de la mujer, reclamada a gritos por los sindicatos pero sobre la que el Gobierno aún no ha encontrado la cuadratura del círculo. Luego está la alarma de las cuentas: el INPS tiene previsto cerrar el ejercicio 2023 con un resultado negativo de más de 9.700 millones, frente a los 1.800 millones de «activo» de 2022, y el gasto total en pensiones ya se estima que crezca en más de 23.000 millones este año y por más de 50.000 millones en 2025. Una tendencia que dificulta identificar una solución desde el punto de vista de la flexibilización saliente para superar la ley Fornero en línea con la Cuota 41 propuesta por la Lega o con las salidas en 62-63 años de edad invocado por la CGIL, CISL y UIL.

La hoja de ruta de la reforma

La idea del Gobierno es definir las pautas de la nueva reforma para verano con el objetivo de iniciar paulatinamente el proceso de superación (al menos en parte) de la ley Fornero a partir de principios de 2024. Pero los sindicatos piden una primera palpable señal en la nueva ruta de pensiones ya en el Documento Económico Financiero (Def) que se debe presentar en abril. Habrá que ver si tras el aplazamiento al 13 de febrero de la ronda fijada inicialmente para el 8 de febrero habrá una aceleración del cuadro.

El partido en Opción Femenina

En primer lugar, CGIL, CISL y UIL están a la espera de una respuesta sobre la flexibilización de la opción femenina impuesta por la última ley de presupuestos con la que se ha reducido significativamente el número de trabajadoras que pueden acceder a esta vía, también a través de la aumento de los requisitos a cabo. Los sindicatos y parte de la misma mayoría presionan para volver al régimen de 2022 con una ampliación de los antiguos requisitos: 58 años (59 para los «autónomos») y 35 años de cotización con el recálculo de la cotización del cheque. Una solución que no desagradaría a la ministra de Trabajo, Marina Calderone, que lleva tiempo buscando una salida. Pero el gobierno también durante el examen parlamentario del decreto Milleproroghe dijo no, por falta de recursos, a las enmiendas presentadas por la oposición para desencadenar este tipo de prórroga. Un callejón sin salida que corre el riesgo de empeorar el clima en la mesa de reformas.

La carga de las compras

Impulsado por la inflación vertiginosa, con los costos más altos resultantes de indexar los cheques de pensiones, el gasto en pensiones ha comenzado a recuperarse nuevamente. Un gasto que, según las últimas previsiones, debería pasar de 297.300 millones en 2022, a 320.800 millones a finales de este año y a 349.700 millones en 2025, cuando su impacto sobre el PIB debería ser del 16,4 % frente al 15,7 % en 2022. Este La tendencia no parece favorecer la construcción de una reforma con soluciones onerosas. Y, como era de esperar, el gasto desconocido es el que ya se cernía sobre la mesa durante la primera reunión «general» en enero.



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