Leao y su infancia: "Empecé a los 7 años. El Benfica me mintió, así que me fui al Sporting"

El delantero del Milán le dijo al canal Vice: «Tenía talento, pero luego en los entrenamientos… Cuando el Sporting me dijo que buscara otro equipo, entendí que tenía que trabajar más».

Rafael Leao, nombre artístico del cantante ‘Camino 45’, fue el protagonista del nuevo episodio de ‘Ruidoso Personal’ de Vice, en el que habló -entre muchos temas- de sus orígenes. “El tatuaje que me hice, OTF, significa “Solo la familia” (solo la familia, ed.). Luego también puse el código postal de mi barrio, significa que los que me han visto crecer son los de mi familia, así que siempre estoy con ellos. ¿Mi nombre de rapero? Camino en inglés significa camino, 45 es el código postal de mi barrio, Bairro da Jamaica».

Juventud

“De pequeña siempre jugaba al fútbol -dijo Leao-. Hasta mis amigos de hoy son los del barrio. Hicieron las cosas que yo no podía hacer, porque yo empecé a jugar al fútbol de pequeña. No podía ir bailando o algo asi porque habia entreno por la mañana no puedo decir que era pobre pero a mi padre le costaba mucho ayudarme habia unos amigos que podian comprar zapatos por 300 euros yo no podia como ¿Voy a la escuela? Era un chico inteligente. Cuando jugaba en el Sporting estaba en clase con mis compañeros. Cuando empezaron a equivocarse, me uní a ellos, luego tuvimos que salir porque el profesor no podía continuar. . Sigo pensando que era un niño inteligente y tranquilo. Luego llegó un momento en que ya no podía seguir en la escuela, porque siempre había entrenamientos y partidos».

A los 7 años

«Empecé a jugar cuando tenía siete años -continuó Leao-. Había una persona que trabajaba en un club cerca de donde yo vivía y en frente de la casa había un jardín donde siempre jugaba junto con los otros niños. Me vio y me preguntó si tenía un club, le dije que no pero que mi papá me estaba buscando uno, me dijo que fuera a su equipo y hiciera un par de entrenamientos, luego veríamos, así que comencé a jugar para Mora Tres semanas después firmé con el Benfica, pero no tuve la posibilidad de ir a entrenar porque Lisboa estaba lejos, y me dijeron que no me preocupara, que alguien vendría a acompañarme a entrenar todos los días. Esperé una semana: nunca vino nadie. Después de una semana, mi papá los contactó y les dijo que me iría a otro club. Entonces me cambié al Sporting. Había gente cercana a mí que decía que podía llegar lejos. Tenía el talento pero luego en los entrenamientos… me gustaba el fútbol, ​​pero no sabía dónde podría haber ido. Nos llamaron a mi papá ya mí y nos dijeron que tal vez debería haberme ido porque lo que había estado haciendo hasta ese momento no era suficiente. Así que debería haber encontrado otro club. Y ahí se me metió en la cabeza que tenía que despertarme y concentrarme para trabajar y ponerme en condiciones de llegar arriba».



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