No tengo nada en contra del hombre blanco mayor, pero los vemos mucho y se explican un poco.

Roos está cansado de ser invitado regularmente a programas de entrevistas solo porque una buena mujer está sentada a la mesa.

«¿Cómo fue?» pregunta François cuando llego a casa de un programa de televisión. «Mmm,» gruñí. «¿No es divertido?» Entonces respondo honestamente: “Estaba muerto de aburrimiento”. Me mira con las cejas levantadas. Entonces me voy. Por enésima vez me senté en la mesa de un programa de entrevistas solo con hombres blancos de mediana edad. Y lo cansada que estoy. No, no tengo nada en contra del señor blanco mayor, pero seamos realistas: los vemos mucho. Y les gusta hablar. Y ellos mansplain que tal

Solo lo he notado en los últimos años. Cuando miro en lo profundo de mi corazón, sé que durante mucho tiempo pensé que era perfectamente normal que yo fuera el único sin pene. Un editor una vez lo expresó literalmente: «Sí, pensamos, invitamos a Roos, una mujer más joven, eso da una imagen un poco más brillante». Curiosamente, ni siquiera le di un golpecito en la nariz. Aparentemente yo estaba acostumbrado a ser el que alegra el día, mientras que los grandes señores tenían que encargarse de las historias. En un momento me había enseñado trucos para poder contribuir de manera sustantiva. Solo vine a hablar de temas que conocía, me aseguré de tener mis datos y cifras en orden lo mejor de todos e interrumpí muchos monólogos masculinos con una broma alegre, para no parecer maliciosa, pero igual logró captar la atención.

Recientemente me he dado cuenta de lo extraño que es que abra una caja de trucos así. Así que no lo usé esta noche. El resultado: apenas pude hablar, los hombres blancos de mediana edad que estaban frente a mí ordenaron la transmisión. Ahora me puedo quejar de eso, pero siempre les enseño a mis muchachos que si quieren algo diferente en sus vidas, deben abrir la boca. Así que le envío un mensaje a mi editor. «Lo siento, pero la próxima vez que solo me usen como maniquí de nuevo, no iré». Con las sienes palpitantes miro mi pantalla. En el mundo de la televisión, los dedos de los pies suelen ser largos. Luego viene la respuesta redentora: ‘Tienes toda la razón. Vamos a hacerlo de manera diferente. Ahora estoy reservado para algunos episodios nuevos. Tengo mucha curiosidad de cómo van. Tal vez pueda conocer a los caballeros. mujerllanura ¿Qué se podría mejorar en Talk Showland?

Roos Schlikker (46) tiene dos hijos, un esposo, un padre anciano y muchas novias. Oh, sí… y ella misma para cuidar. Cada semana escribe en Libelle lo que le preocupa.



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