Del artículo 18 a los derechos civiles, la razón del giro a la izquierda de Bonaccini

«¿Reintroducir el artículo 18? Absolutamente sí, quitárselo fue un error». Stefano Bonaccini nunca había llegado a tanto. Sí, el gobernador de Emilia Romagna y candidato en pole position a la secretaría del Partido Demócrata ya había dicho que hay que ir más allá de la ley Jobs, la de las diversas reformas de la era Renzian, es la que a su juicio funcionó menos ya que no solucionó ni mitigó el fenómeno de la precariedad. Pero nunca había dicho que es necesario reintroducir la reincorporación prevista en el artículo 18, tótem de la izquierda (no sólo del Partido Demócrata). Más bien, era y es la propuesta de Bonaccini, es necesario actuar sobre la reducción de la cuña fiscal para hacer menos conveniente el trabajo precario que el trabajo estable.

El mensaje a los suscriptores de Bonaccini: yo soy la verdadera izquierda

¿Qué pasó? Ojo con las fechas: este fin de semana comienza el congreso propiamente dicho (al fin, habría que decir, tras meses de vaivenes en la vía «constituyente») que culminará el 26 de febrero con las tradicionales primarias abiertas a los electores. Y comienza con la votación de las mociones del Congreso en los círculos, donde sólo podrán votar los colegiados (ahora reducidos a 150 mil, la mitad de hace cuatro años): de esta «selección» los dos primeros que competirán en la surgirán las primarias. Pues bien, Bonaccini en estas horas se dirige en primer lugar a ellos, a los diputados tradicionalmente más a la izquierda de los votantes. Y el mensaje es claro: no hay necesidad de votar por Elly Schlein, yo también soy de izquierda, de hecho soy la verdadera izquierda. De ahí, también, la visita a las puertas de Mirafiori y la insistencia en la necesidad de implantar un salario mínimo legal, apoyada por todos en el partido. De ahí, finalmente, la extensión y centralidad de dos capítulos de la moción de Bonaccini: el de los derechos civiles (13 páginas) y el del clima y la transición ecológica (7 páginas, completo con una cita inicial de Naomi Klein): es decir, los temas principales de la propuesta de Schlein.

La necesidad de enjuagar la ropa del «Renzismo»

Volviendo a la denostada ley Jobs, Elly Schlein ha hecho del ataque al llamado «renzismo» uno de los temas principales de su campaña («reformas perversas de Renzi que han dividido el país y destruido el Partido Demócrata»). Y mientras tanto, sus partidarios, confiando en la amistad política de Bonaccini con el ex secretario y primer ministro, hicieron todo lo posible para presentar a Bonaccini como la quinta columna de Renzi en el Partido Demócrata. Está claro que lavar la ropa del “renzismo” en el gran río de la identidad izquierdista es para Bonaccini el ritual a realizar para captar los votos de los antirrenzianos que no confían plenamente en el outsider Schlein.

Schlein se enfoca en votos femeninos y jóvenes, participación desconocida

La joven exdirigente movimentista de Occupy Pd se enfoca mucho en el voto femenino y juvenil y también se enfoca, para las primarias abiertas, en el voto de los que nunca han ido a las glorietas. Pero, como sabemos, el voto juvenil no es el núcleo duro del Partido Demócrata, al contrario, muy popular entre los mayores de 50. Sobre el papel, Bonaccini no tiene nada que temer. Pero en tiempos de desánimo por la histórica derrota del 25 de septiembre y en tiempos de descontento general con la política -esa es la pregunta que se hacen los partidarios de Bonaccini- ¿cuántos de los votantes tradicionales de las primarias demócratas volverán a las glorietas a pesar de todo?

Ganar no es suficiente: Bonaccini debe ganar bien

En cualquier caso, nadie, ni siquiera entre los partidarios de Schlien, cree realmente que las predicciones puedan revertirse. Más bien está en juego la cantidad: una victoria estrecha de Bonaccini en un partido muy dividido en todo, desde alianzas (¿M5 o Tercer Polo?) a políticas fiscales y laborales hasta la posición sobre la guerra en Ucrania (¿qué paz? enviar más armas). ? )- condenaría a su dirección a la parálisis desde el principio. No solo ganar, sino ganar con una gran diferencia es una condición necesaria para que el gobernador de Emilia Romagna realmente cambie el «dirección» del partido como propuso el propio Renzi en su momento (y sabemos cómo terminó). En definitiva, la dirigencia bien vale una ley de Jobs, que entretanto se ha visto muy reducida en su alcance por las sentencias del Tribunal Constitucional. “Por otro lado, tenemos que ganar el congreso del Partido Demócrata, no las elecciones”, dice un colaborador del gobernador “rojo”.



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