El ‘Periódico’ Jan deja de repartir verduras a domicilio después de cincuenta años


El sábado hace su último recorrido por su pueblo de Hank después de cincuenta años. El frutero y frutero Jan van der Puijm (67) pensó que era genial. Desde 1972 conduce su furgoneta por el pueblo para vender y repartir frutas y verduras a domicilio. Los clientes lamentan que se detenga: «¿Dónde más podemos conseguir nuestras frutas y verduras? En el supermercado, que no puede igualar la calidad que ofrece Jan».

Cuando Jan hace su ronda habitual a través de Hank el jueves, los clientes ya se están despidiendo. Aquí y allá recibe obsequios como agradecimiento por el servicio que ha brindado todos estos años. Douwe, que es cliente habitual desde hace más de veinte años, echará de menos al repartidor de frutas y verduras: «Primero que nada por la buena calidad. Y además, cuando pasa Jan, escuchas algo. Cuando suenan las campanas en la pueblo, entonces Jan sabe quién está siendo enterrado, no siempre son buenas noticias».

Jan aún no se muestra emocional por el próximo final de su vida laboral: «Bueno, me alegro cuando esté terminado. Llevó cincuenta años y es bueno, me he despedido». Jan empezó en la frutería de sus padres a los 16 años, después de la secundaria. Pero no le gustaba sentarse adentro todo el día y esperar a los clientes. Y así fue en carreta a vender frutas y verduras en Hank, en las casas de la gente.

«Retirarse es en realidad morir un poco».

Jan lo ha tenido, especialmente con el clima cada vez más extremo. En los últimos veranos, cuando trabajaba en la calle con un clima sofocante, a Jan no le gustaba tanto. Echará especialmente de menos el contacto con los clientes y las charlas que tiene con la gente: «Yo siempre digo que jubilarse es en realidad morir un poco, ya no perteneces a nada, por decirlo exageradamente, pero eso ya vendrá. bueno».

A veces, la gente le pregunta a Jan si pronto viajará como pensionista. Jan tiene que reírse mucho y responde: «Ciertamente viajaré pronto, a Giessen, Dussen y Sleeuwijk, porque nuestro municipio es lo suficientemente grande. En los últimos años, Jan Hank apenas ha salido, por lo que no se convertirá en un viajero del mundo».

«La renuncia de Jan es un desastre para Hank».

Como pequeño autónomo, Jan no ha devengado ninguna pensión. Por eso vendió la casa paterna, donde ha vivido toda su vida. Será demolido y se construirán apartamentos. Jan espera poder llegar a fin de mes con las ganancias. Pero antes, hace un recorrido por sus clientes habituales.

La vecina Corrie viene con su nieto en brazos, ordena frutas y verduras y piensa que es terrible que Jan se detenga: «Es un desastre para Hank, ¿dónde más podemos conseguir nuestras frutas y verduras frescas?» Sobre todo, Corrie va a extrañar la pequeña charla: «Él es el periódico ambulante de Hank y siempre lo sabe todo». Jan piensa que el nombre de ‘periódico’ es un poco exagerado: «Yo siempre digo: sigue adelante si puedes y calla si es necesario». De todos modos, después del sábado, Hank tendrá que prescindir de las novedades de Jan, verduras y frutas frescas.



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