El rostro dorado de la momia puede ser imponente, pero lo que hay debajo es aún más interesante. Este adolescente fue enterrado con nada menos que 49 amuletos de oro, piedras preciosas o lujosas cerámicas.
Los antiguos egipcios pensaban que cualquiera que quisiera ingresar al más allá después de su muerte tenía que viajar por un camino difícil a través del inframundo. Por lo tanto, los familiares probablemente colocaron los 49 amuletos en el sarcófago para facilitar ese viaje, a veces incluso en el cuerpo.
Por ejemplo, una lengua de oro permitiría al niño fallecido hablar en el inframundo. Y donde solía estar el corazón, los investigadores encontraron un escarabajo dorado, que se suponía que ayudaría al difunto en el viaje al más allá eterno. Está claro por toda esa riqueza que el niño debe haber tenido un estatus socioeconómico alto en ese momento.
La momia fue exhumada en 1916 en el sur de Egipto. Durante un siglo residió en un trastero del Museo Egipcio de El Cairo. Esta investigación cambiará eso: el museo le dio a la momia un lugar en la exposición permanente.