Unas 1.500 personas fueron detenidas por la policía tras el asalto a edificios gubernamentales en Brasil. La mayoría fueron arrestados cuando la policía despejó un campamento de simpatizantes de Bolsonaro en la capital Brasilia. También se han barrido campamentos y se ha arrestado a personas en otras ciudades, como Río de Janeiro y São Paulo.
Los partidarios del expresidente Jair Bolsonaro irrumpieron el domingo en el edificio del parlamento, el palacio presidencial y la Corte Suprema. Solo después de unas horas la policía logró controlar la situación.
Los bolsonaristas no aceptan la juramentación del nuevo presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Creen que la presidencia le ha sido robada a Bolsonaro, afirmación de la que no hay pruebas.
Un senador brasileño quiere que Bolsonaro regrese a Brasil para responder por sí mismo. Piensa, como el presidente Lula, que Bolsonaro ha alentado a los alborotadores en sus discursos. Se ha pedido a la Justicia una orden de captura si el expresidente se niega a cooperar voluntariamente.
Bolsonaro partió hacia Estados Unidos justo antes de la juramentación de Lula. Los estadounidenses aún no han recibido una solicitud de extradición, pero según la agencia de noticias Bloomberg, la administración del presidente Joe Biden está analizando actualmente si puede obligar a Bolsonaro a abandonar el país, voluntariamente o forzado si es necesario.
Bolsonaro fue hospitalizado el lunes con dolor abdominal, pero según una fuente cercana a la familia, su estado “no es preocupante”.