El cumpleaños de James es una oportunidad para rastrear en cinco puntos la esencia de un campeón que transformó el juego para siempre
LeBron James cumple 38 años. Veinte pasados en la NBA, como un fenómeno de época. Tan fuerte como el primer día, se suele decir circunstancialmente en estos casos. Pues ahora está más fuerte, según las cifras: anota 27,8 por partido con la camiseta de los Lakers, frente a los 20,9 cuando de niño prodigio prometía cielo y tierra en Cleveland. Cumplió su palabra, entonces, incluso en medio de un claroscuro romántico. Es imposible decir si es el mejor en su deporte, y no solo porque su carrera aún no ha terminado.