El partido Likud de Netanyahu ganó las elecciones parlamentarias en noviembre y, por lo tanto, fue el primero en intentar formar gobierno. Ya tenía claro de antemano que no tenía que recurrir a los partidos establecidos para esto: ha incumplido demasiadas promesas en el pasado y apuñalado a demasiadas personas por la espalda.
Sin embargo, dos partidos ultraortodoxos y un bloque de tres partidos ultranacionalistas estaban ansiosos por unirse a Netanyahu. Hasta hace poco, estos últimos eran ignorados, pero Netanyahu ha logrado convertirlos en salonfähig. ¿Su razón? Necesita sus escaños para formar gobierno. Netanyahu está actualmente en juicio por corrupción y soborno, y como primer ministro espera cambiar la ley para que ya no pueda ser procesado.
Debido a que estos partidos sabían cuánto los necesitaba Netanyahu, pudieron hacer bastantes demandas durante la formación. Por ejemplo, el agitador Itamar Ben Gvir, quien fue condenado en 2007 por terrorismo e incitación al racismo, será el jefe de seguridad interna. Piensa que «simplemente disparen» a los palestinos que tiran piedras.
El autodenominado ultranacionalista Bezalel Smotrich, quien se describe a sí mismo como un «orgulloso homófobo», estará a cargo de esa parte del Departamento de Defensa que más o menos maneja la vida civil en los territorios ocupados, tanto para los colonos como para los palestinos.
Netanyahu tenía hasta la medianoche (hora local) del miércoles para la formación. Minutos antes de que pasara el plazo, tuiteó que ya estaba hecho. ‘Lo hice.’
עלה בידי.
— Benjamin Netanyahu – בנימין נתניהו (@netanyahu) 21 de diciembre de 2022