Hacer sonar el claxon justo al lado de una comisaría cuando has bebido un vaso de más: nunca es una buena idea. Esta fue la experiencia de un hombre de Vrasene que, tocando la bocina de su automóvil estacionado, instó a su esposa a abandonar un café en Sint-Gillis-Waas, alertando así a la policía. Fue multado y prohibido conducir.
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