CLa película continuará su gira en cines hasta enero, lo que, en una era que da a luz a los ratones y califica todo como un “evento”, realmente lo fue.
De lo contrario, Fitzcarraldo, himno a lo imposibleque rodó Werner Herzog, con su “enemigo más cercano”, Klaus Kinski, en la selva amazónica, fue una proeza, una película límite, un himno a la obstinación ya una forma de hacer cine hoy impensable.
Palma de Oro al Mejor Director en Cannes en el 82, su reestreno en salas 40 años después (y está disponible en Blu-ray desde mediados de diciembre) no es solo una oportunidad para volver a ver una obra maestra, sino también para enfrentarse a la lúcida locura de un gigante del cine.
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