Para la afición local, el ex internacional se convierte en un símbolo de la “doble moral” de los alemanes
Mesut Ozil llegará a Qatar en los próximos días para asistir al Mundial, de forma privada. Su nombre fue evocado durante el partido del pasado domingo entre Alemania y España. Aficionados qataríes mostraron fotos y dibujos del ex internacional alemán, tapándose la boca. Una respuesta al gesto de los jugadores de Alemania que, antes de debutar con Japón, posaron en la foto ritual con la boca tapada para protestar contra la prohibición de la Fifa de la banda arcoíris. ¿Por qué Özil? Porque dejó la selección tras convertirse en blanco de abusos racistas y chivo expiatorio de la eliminación de Alemania del Mundial Rusia 2018.
El anterior
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Ozil, hijo de inmigrantes turcos, culpó a la federación alemana, a los aficionados y a los medios locales por el trato que dan a las personas de ascendencia turca. “Soy alemán cuando ganamos, pero soy un inmigrante cuando perdemos”, dijo en ese momento. El caso comenzó incluso antes de la Copa del Mundo, cuando Ozil y Gundogan posaron junto al presidente turco Erdogan. Ozil, sin embargo, se quejó de que había sido marginado también porque se había opuesto a la persecución de los musulmanes uigures en China. Cuatro años después, el exjugador del Arsenal, que ahora milita en el Basaksehir, vuelve indirectamente a escena. La protesta de la afición qatarí, se dice coordinada desde arriba, quería exponer la supuesta hipocresía de Occidente: una Alemania que ahora acusa a Qatar de violar los derechos humanos tras haber desestimado a Özil por sus posturas.
30 de noviembre – 22.53 h
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