YCada día sale una vertiginosa cantidad de libros y, aunque no todos merecen nuestra atención, hay tantos que nos gustaria leer pero llevaria dos vidas y media – y hermosos largos – para cumplir este noble deseo.
Virginia Woolf dijo que para ella el cielo era la posibilidad de leer continuamente, sin fin, yo ciertamente soy más prosaica y también tengo otras actividades que están cerca de mi corazón, así que los libros se amontonan en la mesita de noche, en la mesa de trabajo, en el baño y en la cocina.
Los libros son así, te siguen, te buscan y hacen de todo para atrapar tu mirada distraídapero hay alguien que como un amor a primera vista ya te atrae desde el título y no puedes evitar capturarlo del montón y sumergirte en la lectura.
es el caso de Amor absoluto y otros ejercicios fútilesla novela debut de giulia serughetti para Marcos y Marcos.
Lo más importante para conseguir que la lectura de un nuevo libro no se detenga tras unas pocas páginas es sin duda lo que en la jerga se denomina “la voz” de un escritor o una escritora, y la de Serughetti te seduce desde las primeras líneas.
«Ir a la escuela en Parioli en la década de 1990 fue brutal. No había drogas, no había política, no había sexo, no había nada. Era como ser soñado por la mente de un dentista”.
Irónico, brillante y profundo a la vez, el autor nos ofrece un autorretrato cáustico y divertidoun laberíntico balance de una cuarentona que supera la soledad gracias a la compañía de la cocker spaniel Olivia, presencia imprescindible para afrontar la realidad de nuestros complicados días, siempre deficitarios de amor verdadero y a merced de los rollos. de una hermosa y fatigosa metrópolis como Roma.
«Roma es una puta que te lo hace creer y luego se ríe de ti. Es imposible no odiarla, es imposible no amarla», una ciudad que me vuelve adicto también, a pesar de los coipos que pueblan el Tíber y los callejones poblados de bandoleros.
Entre los orígenes de Apulia, con magdalenas en forma de berenjena representadas por un abuelo que todos desearíamos tener y una madre que era “una princesa por fuera y una camionera por dentro”, la protagonista consigue en seguida hacerse amiga de nosotros y es reconfortante pasar por fin con ella una de estas primeras tardes otoñales que invitan a leer, porque, como decía Vladimir Nabokov, “saber que tienes algo bonito para leer antes de irte a la cama es una de las sensaciones más placenteras de la vida”.
Todos los artículos de Serena Dandini.
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