“Creo que es una tontería y una amenaza para la vida”, responde Jiska Goudsblom (53) de Alkmaar a la última propuesta del municipio. Esperan que vaya con su silla de ruedas entre los coches aparcados hasta el otro lado de Cressantlaan, porque allí la acera es más ancha. Después de la remodelación, sólo quedaron 88 centímetros de ancho de su ‘propia’ acera. Eso fue más de dos metros antes de eso.
“Comenzó en 2017”, dice Jiska. “Luego hubo planes para la remodelación y también íbamos a las veladas de los residentes y demás. Inmediatamente indicamos que no queríamos ciertas cosas debido a las sillas de ruedas”.
En el distrito de Hoefplan, donde vive Jiska, hay varias residencias adaptadas para personas mayores y discapacitadas. Había aceras anchas que proporcionaban suficiente espacio para el paso de sillas de ruedas y andadores. Este ya no es el caso, como se puede ver en el informe del socio de medios. Centro de Alkmaar.
La campana ha sonado desde los primeros planes, pero nadie parece haber escuchado esa campana, con el resultado actual como resultado. “Por supuesto que objetas y algunos casos fueron recogidos, pero muchos no lo fueron”.
“Y luego se calmó y el líder del proyecto se fue. Llegó uno nuevo, pero nunca escuchamos nada al respecto. Enviamos muchos correos electrónicos y preguntamos si se podía probar la accesibilidad para discapacitados. Pero nunca recibimos una respuesta a eso. El cuarto líder del proyecto ahora está activo”, suspira Jiska.
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“Se siente un poco como una bofetada en la cara”, dice Jiska sobre todo el esfuerzo y el tiempo que ahora se ha invertido. “Aparentemente yo no cuento, y mis vecinos tampoco. Mira a mis viejos vecinos que les gusta salir con el andador, pero ni dan la vuelta a la esquina”.
“Hay una resolución de la ONU en la que se establecen los derechos de las personas con discapacidad. El municipio dice que lo considera de suma importancia. Solo que no ves nada de eso reflejado en la elaboración”, concluye Jiska.