De Putin a Zelensky: lo que decía Berlusconi en los vídeos de la discordia

Más de 20 años de sentimiento. Y una relación que, desde aquella primera reunión en el G8 de Génova en el ya lejano 2001, parece no haberse detenido nunca. A pesar de algunas decepciones, como que el teléfono se quedó en silencio cuando Berlusconi intentó llamar a Putin después de la invasión rusa de Ucrania. Pero los verdaderos amigos no se olvidan, y se encuentran, como dijo el Cavaliere, anunciando hace dos días en un audio publicado por Lapresse a sus diputados que se había «reconectado» con Putin, quien lo habría llamado «el primero de sus 5 reales». amigos», enviándole 20 botellas de vodka por su cumpleaños.

Completo con una carta «muy dulce», inmediatamente recompensada con una carta igualmente «dulce» y algunas cajas de Lambrusco. Para asombro de la política internacional. La línea de Europa sobre Ucrania es clara, no hay discusión y une a todas las instituciones comunitarias.

Berlusconi: ¿Zelenski? no digo lo que pienso

De hecho, ayer se escenificó la secuela. Por la tarde, LaPresse publicó un nuevo audio (la segunda parte del audio publicado el día anterior), en el que el líder de Forza Italia utiliza palabras despectivas para el presidente ucraniano Zelensky. «No veo cómo Putin y Zelensky pueden unirse a una mesa de mediación. Porque no hay manera posible. Zelensky, en mi opinión… olvídalo, no puedo decir…».

La reconstrucción de Berlusconi

La reconstrucción del conflicto por parte del Caballero es «revisionista» y coincide con la versión de Moscú. Aquí está, en palabras del interesado. «En 2014 en Minsk, Bielorrusia, se firmó un acuerdo entre Ucrania y las dos repúblicas recién formadas de Donbass para un acuerdo de paz sin que nadie ataque al otro. Ucrania tira este tratado al infierno un año después y comienza a atacar las fronteras de las dos repúblicas. Las dos repúblicas sufren bajas entre los militares que llegan, me dicen, a 5-6-7 mil muertos».

La acusación: Zelensky triplicó los ataques al Donbass

Se acusa a Zelensky de haber triplicado los ataques a las dos repúblicas». Y luego, desesperadas, las dos repúblicas (…) envían una delegación a Moscú (…) y finalmente logran hablar con Putin. Dicen: «Vladimir, no sabemos qué hacer, tú nos defiendes». «Él -añade- se opone a cualquier iniciativa, resiste, sufre una fuerte presión de toda Rusia. Y entonces decidió inventar una operación especial: las tropas tenían que entrar en Ucrania, llegar a Kiev en una semana, derrocar al gobierno de turno, Zelensky, y poner un gobierno ya elegido por la minoría ucraniana de gente buena y con sentido común, otro semana para volver». Pero el ejército que entró en Ucrania «se enfrentó a una situación imprevista e impredecible de resistencia por parte de los ucranianos, que comenzaron a recibir dinero y armas de Occidente al tercer día. Y la guerra, en vez de ser una operación de dos semanas, se ha convertido en una guerra de doscientos años y medio». Y otra vez: hoy, lamentablemente, en el mundo occidental no hay líderes, no los hay en Europa y en los Estados Unidos de América.



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