La diócesis de Breda tiene que reducir considerablemente su tamaño: no menos de 16 empleados se ven obligados a despedir. Esto se debe al número cada vez menor de personas que asisten a la iglesia.
Además, el número de iglesias sigue disminuyendo. Nueve personas ya se han marchado el pasado mes de julio, este mes otras siete. Se ha hecho un arreglo financiero con todos los empleados despedidos.
Ubicación demasiado grande
Después de la reducción, una veintena de empleados permanecen en la diócesis. Todavía trabajan desde un edificio monumental en Veemarktstraat. Ahora se está investigando si esa ubicación no es demasiado grande.
La diócesis espera que el número de feligreses y de lugares disminuya aún más en los próximos años. Por lo tanto, la reorganización y los recortes presupuestarios son desesperadamente necesarios para garantizar la existencia continua de la diócesis.