Las altísimas facturas de energía, el aumento de los precios del catering y la incertidumbre constante dificultan mucho la gestión de las casas de pueblo. La supervivencia es el adagio y, literalmente, todo se toma por eso en Ruinerwold. “Estamos implementando una campaña de eficiencia, en la que preguntamos a los usuarios y residentes cómo podemos superar esto juntos”, dice el gerente Ronald Buld.