Energía, la mitad de Europa lo hace sola. Crece la ola de proteccionismo

Francia negó tener un plan para suspender las exportaciones de electricidad a Italia durante dos años. Pero esto no significa que podamos dar por sentado el suministro si persisten los problemas con los reactores nucleares en los Alpes. En cuanto al gas, París sigue oponiéndose a la construcción del MidCat: un gasoducto de sólo 190 km a través de los Pirineos con el que España -que cuenta con siete terminales de GNL- podría actuar como hub para el resto de Europa. “No entiendo por qué saltamos sobre este tema como cabras en los Pirineos”, se impacientaba el presidente Emmanuel Macron ante las peticiones para justificar un “no” tan obstinado. Españoles, portugueses y ahora también alemanes insisten en la importancia de las infraestructuras, pero París no se rinde: el MidCat de cara a la descarbonización no sirve para nada, insiste, y en cualquier caso no estaría listo para este invierno.

La sospecha de muchos es que Elysée está presionado por la industria nuclear o teme a la competencia española en los mercados de GNL. En definitiva, proteccionismo energético. La misma que llevó a Noruega a anunciar posibles restricciones a las exportaciones de electricidad, debido a las cuencas hidroeléctricas empobrecidas por la sequía estival. El país escandinavo no solo se ha convertido hoy en día en el mayor proveedor de gas de Europa, sino que también es un exportador de electricidad del que sería difícil prescindir.

Alemania exporta electrones incluso más que Oslo (especialmente a Francia y Austria). Y Berlín también podría reducir sus suministros en el extranjero este invierno si le resulta difícil satisfacer el mercado interno: así lo aseguró esta misma semana al FT Hendrik Neumann, director técnico de Amprion, el mayor operador de la red alemana.

El riesgo de que se impulsen las necesidades nacionales es aún mayor cuando se trata de países no pertenecientes a la UE. En Gran Bretaña, en junio, National Grid dijo que detendría las exportaciones de gas en caso de escasez invernal. En su momento también había precisado que lo consideraba una posibilidad remota, pero en estos días Ofgem (el regulador británico) ha advertido de una posible «emergencia de gas» en los meses de frío, que obligaría incluso a las familias a racionar la energía, con apagones. tres horas. Ahora Londres pide solidaridad: en un editorial del Times, la primera ministra Liz Truss pidió a Europa que no detuviera las exportaciones de energía al Reino Unido.

El tránsito de gas y las exportaciones de electricidad desde Suiza, ambos cruciales para la seguridad energética en Italia, también generan algunas preocupaciones: la confederación suiza ha advertido a los ciudadanos contra el riesgo de apagones y no hay ningún acuerdo con la UE que prevea un comportamiento solidario.



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