Remontada de Stankovic a la Sampdoria en Bolonia pero el 1-1 lo deja último

Domínguez da la ventaja a los de Motta, reacción de la Sampdoria en la segunda parte. Djuricic anota el empate y Skorupski defiende el punto

De nuestro corresponsal Filippo Grimaldi

8 de octubre
– BOLONIA

Sampdoria (Serbia) feliz, Bologna abrumado por los pitidos al final del partido tras un 1-1 que (re) enciende la feroz disputa de la curva rossoblù. Domínguez engaña al equipo local, Djuricic salva a la Sampdoria. ¿Quién, sino su compatriota, podría haber echado una mano a Stankovic para volver a estar a la altura de un partido que se le estaba complicando la vida a la Sampdoria? Eso es exactamente lo que sucede en el minuto 27 de la segunda mitad, en un partido que el Bologna parecía manejar con tranquilidad hasta entonces tras la ventaja de Domínguez en la primera mitad. En cambio el desafío de Dall’Ara acaba en empate, pero al final quien sonríe es la Sampdoria y el Bolonia mastica amargamente. Pero la culpa es de los rossoblùs, que tras el descanso no supieron imponer su juego para intentar cerrar el encuentro. Un punto que pesa mucho para la Sampdoria, y da igual que la primera victoria de la Sampdoria se le escape de nuevo. Bolonia vuelve a caer en el limbo, después de una semana nunca tan atormentada, aunque Motta trae a casa el primer punto de su gestión. Stankovic intentó marcar la diferencia en dos días de trabajo y ya se ha visto algo, al menos en cuanto a intensidad. Domínguez abre en la primera parte, cerrando una acción que tuvo Arnautovic como principal intérprete, con una primera apertura (mal Sabiri) para Aebischer. Su disparo fue contrarrestado por Audero, que nada pudo hacer ante el segundo remate del centrocampista argentino del Bologna. También él, Domínguez, casi al final pegó en el larguero desde casi treinta metros, confirmando una velada como protagonista.

Viaje a la crisis

Stankovic hará crecer aún más a esta Sampdoria, que esta noche se ha alineado con un 4-2-3-1 (Rincón y Vieira al frente de la defensa, Caputo el único delantero) que mostró en la primera parte viejos pecados y connotados lagunas, comenzando con la única punta blucerchiata nunca sirvió. Stankovic entró al campo abrazado por Thiago Motta, compañero del Triplete nerazzurro, pero luego tuvo que sufrir. Para el Bolonia no fue una velada fácil a nivel psicológico tras entrar en el campo saludado por una pancarta en la curva rossoblù («Quien no pelea si se tiene que ir»), que dejaba poco espacio a la imaginación. El arranque de la Sampdoria fue cuesta arriba, porque el Bologna se abrió paso inmediatamente por su carril derecho (Bereszynski sufrió), con Orsolini que sirvió a Aebischer: tiro un poco desviado, tapado por Murillo. Luego salió la Sampdoria y daba la impresión de que el equipo de Stankovic había logrado reorganizarse, haciendo una buena densidad en el medio del campo, luego aprovechando las inserciones de Djuricic, a quien los rossoblùs lucharon por tomar las medidas. Motta perdió por lesión a Lykogiannis, que salió en camilla por las secuelas de un cabezazo con Sabiri, sustituido por De Silvestri (por la derecha, con Cambiaso por la izquierda). Pero la maniobra no se vio afectada, también porque la Sampdoria perdió mordacidad con el paso de los minutos.

Corrección de curso

Stankovic intentó cambiar en la segunda mitad, y sus jugadas funcionaron: dentro Léris (izquierda), Djuricic se movió al centro y Sabiri a la derecha. Caputo-gol, pero había partido en una posición claramente irregular. Stankovic dio entonces espacio al Villar, para ganar calidad en el regate ante un Bolonia menos brillante que la primera parte, pero que aprovechó las frecuentes interrupciones del partido para ajustar las posiciones. Hasta el gol del empate: centro de Bereszynski desde la derecha, desentendimiento Skorupski-Soumaoro, lanzamiento corto del portero, remate equivocado de Léris que se convirtió en asistencia para Djuricic. Allí estalló la alegría de Stankovic, que en la final con Verre estuvo muy cerca de una sensacional victoria.



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