Cuando Iván vio en la televisión que el presidente Putin estaba declarando una movilización, tomó su teléfono y presionó el ícono azul de un avión de papel doblado. Una hora después de buscar en la aplicación, sabía dónde cruzar la frontera más rápido, qué llevar y dónde dormir. Un día después estaba en Kazajistán, en una cama calentita con una familia anfitriona.
“Hubiera entrado en pánico sin Telegram”, dice Ivan, un especialista en TI de Ekaterimburgo que, por razones de seguridad, no quiere que su apellido aparezca en el periódico.
Cientos de miles de rusos huyen de su país, por numerosas rutas, pero casi todos empiezan en el mismo punto: Telegram. La aplicación que los rusos también usan para comunicarse de forma segura, enviar archivos y seguir las noticias. Telegram tiene más funciones que WhatsApp, como chats secretos y suscripciones a canales. Del mismo modo, los rusos buscan certificados médicos falsificados, otro intento de evadir la movilización de Putin.
Redes sociales
La aplicación de mensajería ya era popular en Rusia, pero ha despegado desde el comienzo de la guerra. Unas semanas después de la invasión Telegram se puso al día con WhatsApp. La invasión de Putin había recibido fuertes críticas en las redes sociales. Es por eso que Meta, la empresa matriz de WhatsApp, fue clasificada por Rusia como una organización extremista y se prohibieron aplicaciones como Facebook, Instagram y Twitter. Las aplicaciones aún se pueden usar a través de un desvío, como una conexión VPN. Pero es más fácil usar Telegram.
La aplicación también es la ruta más corta a las noticias independientes para los rusos. Periodistas de medios rusos bloqueados este año, como periódico de investigación Novaja Gazeta y la estación de radio Echo Moskvy, ahora están difundiendo su información a través de Telegram. El número de seguidores del canal Telegram de Meduza, un sitio de noticias prohibido en Rusia, se duplicó a 1,3 millones.
La posibilidad de canales en Telegram, cuentas que pueden ser seguidas por cientos de miles de personas, es una razón importante de la popularidad de la aplicación, dice Eva Claessen, investigadora de información rusa y política de Internet en KU Leuven. “Eso también convierte a la aplicación de chat en un medio masivo”, dice Claessens. “Para los ciudadanos rusos, es el único lugar donde pueden seguir las noticias de ambos lados sin barreras técnicas. Se ha convertido en la fuente de información más importante sobre la guerra”.
Kremlin
El Kremlin también usa Telegram. En 2018, el gobierno intentó bloquear la aplicación porque Telegram se negó a entregar los datos de los usuarios a los servicios de seguridad rusos. El Kremlin abandonó ese intento después de meses de caza en los que los fundadores de Telegram, los hermanos rusos Pavel y Nikolai Durov, dejaron que su aplicación saltara de un servidor a otro. Ahora, prácticamente todos los rostros familiares del gobierno y la televisión estatal tienen su propio canal de Telegram.
Usan la aplicación para convencer a los rusos de que la “operación especial” sigue funcionando según lo planeado y que la movilización es necesaria para proteger a la madre patria de Occidente. El Departamento de Defensa explica las derrotas en Telegram como “reagrupamientos”. Los propagandistas culpan a los comandantes por los reveses y, por lo tanto, mantienen a Putin al margen. Los rusos que huyen son etiquetados como ‘ratas’.
El gobierno ruso está haciendo un buen uso de las redes sociales, dice el coronel Peter Pijpers, profesor asociado de operaciones cibernéticas en la Academia de Defensa Holandesa. “Siempre han sido maestros en responder a los reflejos y miedos de las personas, y las redes sociales lo hacen aún más efectivo”.
Telegram también ha llegado al campo de batalla. Los soldados rusos han utilizado la aplicación para compartir imágenes de ganancias territoriales e incluso ejecuciones. Actúan sin cuidado al encender su teléfono para usar Telegram, dice Pijpers. “Físicamente están camuflados, pero son visibles en internet. Sus señales son captadas por proveedores ucranianos y simplemente no tienen ningún equipo sofisticado para disfrazar sus identidades en línea”.
Pero a veces la necesidad de compartir información con los familiares es aparentemente mayor que el asombro por las reglas básicas de seguridad.