Mientras los líderes europeos se instalaban en la capital checa, el jueves por la mañana en Bruselas se adoptó un octavo paquete de sanciones contra Rusia. Con restricciones al comercio de acero ruso, entre otras cosas, Europa quiere sancionar al Kremlin por una mayor escalada de la guerra en Ucrania.
Bélgica optó por la abstención. “La pregunta es cómo podemos mantener la solidaridad de los países europeos y nuestra gente para continuar apoyando a Ucrania. Ayuda, por supuesto, que Ucrania esté disfrutando de éxitos militares. Pero cuando el costo económico sea tan alto y la gente pierda su trabajo, será difícil”, explica De Croo. Bélgica no bloqueó. “No queremos romper la solidaridad europea”, subrayó el primer ministro.
Acerías
El lunes, el parlamentario del PS, André Flahaut, había advertido sobre el riesgo de cierre de fábricas. “Si aprobamos este octavo paquete de sanciones, está claro que dos fábricas de (la compañía siderúrgica rusa, ed.) NLMK en Clabecq y La Louvière se verán directamente afectados”, dijo. En el paquete de sanciones final se prevén períodos transitorios de hasta dos años para la eliminación gradual de la prohibición de importación de ciertos productos de acero.
De Croo, quien se reunió con el primer ministro ucraniano Denys Shmyhal en Praga junto con sus colegas holandeses y luxemburgueses, advirtió previamente que es cada vez más probable que las sanciones adicionales contra Moscú tengan un “impacto asimétrico”. “Las sanciones han funcionado muy bien hasta ahora, pero cuanto más avanzamos, más hablamos de sanciones que dañan más nuestra propia economía que la de Rusia”, dijo el jefe de gobierno.
La importación de diamantes rusos no forma parte del nuevo paquete. Si fuera necesario, Bélgica no se opondría, enfatizó De Croo, pero el sector y la Comisión Europea ya han discutido entre ellos cómo se pueden reducir las importaciones. Mientras tanto, según el primer ministro, las exportaciones de Rusia a Amberes ya se han reducido considerablemente.