Los bebés tienen muy poca energía para llorar, el ganado está muerto en la tierra, piel y huesos. Somalia está experimentando su peor sequía en 40 años. El hecho de que no volviera a llover este año resultó ser el golpe final. Se estima que un millón de somalíes han sido desplazados y viven en campamentos improvisados. Para empeorar las cosas, la guerra en Ucrania ha paralizado en gran medida las importaciones de trigo. Aunque los funcionarios somalíes y las organizaciones internacionales han estado haciendo sonar la alarma sobre la hambruna inminente durante meses, ya parece inevitable. 7,1 millones de personas necesitan ayuda urgente.