Evidentemente, el técnico está satisfecho con el éxito ante los blaugrana, pero señaló a sus jugadores que la mejora está en la continuidad del rendimiento y del resultado. Para que el Inter pueda dejar atrás las dificultades
Cuando anoche, tras el pitido final de Vincic, entró en el vestuario no hubo necesidad de pronunciar muchas palabras. El rostro de Simone Inzaghi hablaba por sí mismo; los de sus jugadores lo mismo. Sonrisas, abrazos y de repente esa armonía recién descubierta que había sido minada por los 5 nocauts en los primeros 10 partidos oficiales de la nueva temporada. El técnico hará su análisis del partido contra el Barcelona el viernes, en la sala de vídeo, pero con el calor, con la poca voz que le quedaba, felicitó a todos por la actuación.