Los planes británicos recientemente presentados para recortes de impuestos a gran escala después del 23 de septiembre provocaron un gran malestar en el país y en los mercados financieros. La medida más controvertida es el plan para eliminar la tasa impositiva del 45 por ciento para los ingresos más altos. Esto significaría que los británicos más ricos también tendrán que pagar un máximo del 40 por ciento de impuesto sobre la renta sobre sus ingresos por encima de las 150.000 libras (unos 170.000 euros).
La oposición de izquierda está vehementemente en contra del plan y dice que la medida promovería la desigualdad económica. El Fondo Monetario Internacional (FMI) también expresó críticas muy duras. Los diputados conservadores necesarios también parecen tener sus dudas.
Según Sky News y The Telegraph, ahora no se pedirá al parlamento que apruebe la medida hasta que el Ministro de Hacienda británico explique el 23 de noviembre cómo él y Truss pretenden pagar la medida.